Estaba previsto que sucediese y sucedió. El partido de la UD Las Palmas fue la primera gran concentración, con permiso del encuentro que se disputó en el Calderón entre el Atlético de Madrid Femenino y el FC Barcelona, de aficionados colchoneros desde que se conociese la decisión del club de cambiar en el escudo de la entidad de cara al curso que viene. En el partido de las chicas rojiblancas ya sucedió puesto que se dieron cita casi 14.000 personas en el estadio, pero en esta ocasión, con el partido del primer equipo masculino el efecto se notó inevitablemente más porque había más aficionados rojiblancos.
Buena parte de la afición del Atlético de Madrid mostro su malestar por la decisión unánime y sin consulta previa a la masa social del club, de cambiar el emblema de la entidad de cara a la temporada que viene, haciéndolo coincidir con el traslado al nuevo estadio, el popularmente conocido como La Peineta y que a partir de la campaña que viene se llamará Wanda Metropolitano.
Desde que se tomase la decisión, el malestar de una parte de la afición del Atlético fue evidente, sobre todo a través de las redes sociales. Se organizaron recogidas de firmas a través de plataformas como ‘Change.org’, se movilizaron en las redes sociales, sobre todo a través del Frente Atlético, para colgar enseñas y escudos actuales del club por toda España; y en la previa del choque ante la UD Las Palmas se pudo ver también recogida de firmas presencial.
Ya durante el partido, la afición rompió a cantar en varias ocasiones el “Nuestro escudo no se toca”, amén de otros cánticos en contra de los actuales gestores de la entidad por sus últimas decisiones en torno a elementos simbólicos del club.
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