Un total de 25 personas, (5 policías), heridos en los aledaños del Vicente Calderón antes del comienzo de la semifinal Champions.
Ultras rojiblancos lanzaron botellas sobre el autobús de seguidores del Madrid, con padres con niño de por medio atemorizados y contemplando la escena.
El mismo escenario en el que hace más de dos años el enfrentamiento entre radicales atléticos y del Deportivo acabó con un muerto y varios heridos.
La mayoría de las veces estos “salvajes” no entran al campo, les preocupa poco el evento deportivo. Lo principal es hacer valer su soberanía territorial al igual que los animales.
Estamos cada vez mas acostumbrados a ver actos violentos en el mundo del deporte, pero ello, no debe asumirse como parte del espectáculo.
Curiosamente un mundo donde los valores de superación, esfuerzo colectivo y nobleza tienen su motivo de existencia.
Algunos estudios psicobiologicos consideran que la violencia es innata en las personas. Este modelo ha permitido que algunos justifiquen sus actos agresivos, pero esto no es así, y si lo fuera, éstos pacientes deberían pedir ayuda profesional.
En otra linea, los modelos socioculturales consideran que la violencia se aprende a través de las experiencias vividas, al observar como se comportan otras personas a las que consideramos modelos de conducta.
En el caso de los eventos deportivos son varios los factores que influyen en su desarrollo;
-Los grupos organizados, donde el grado de xenofobia es muy alto, proporcionan amparo y el anonimato al individuo, yo diría cobardía. Consiguen esa impunidad que la ley les exige y la masa les concede. Favorecido actualmente por la rápida convocatoria a través de los medios; whatsApp, sms, u otros de mensajería.
- La ingesta de sustancias como el alcohol o la cocaína, favorecen los actos violentos, sintiéndose súper-hombres.
-La propia frustración de la persona por fracasos en su vida familiar o laboral. Consideran al grupo su autentica familia, quien a su vez le exige
ser valiente y atrevido ante el enemigo, que resulta ser el hincha del otro club.
-Los medios de comunicación, en ocasiones, caldean excesivamente el ambiente, favoreciendo la rivalidad exagerada que fomenta actitudes y comportamientos agresivos, dentro y fuera de los campos.
También manifestaciones de los clubes, peñas y políticos al uso, propician con sus previos comentarios que los caballos se les desboquen.
Y un último factor.
-En ocasiones, el aficionado que acude al estadio toma el partido como una forma de liberar frustraciones acumuladas en otras áreas de su vida. Así en lugar de gritar en el entorno laboral o familiar, lo hacen a los árbitros o a los jugadores.
Este comportamiento, cada vez mas generalizado, no sólo en el deporte profesional sino en el deporte base. Porque los padres de jóvenes deportistas que inician su disciplina deberían ser conscientes que determinadas actitudes violentas (pegar al arbitro o al jugador contrario o al padre de éste) serán copiados por sus hijos en el futuro.
Pero la novedad es la siguiente. A propósito del próximo mundial en Rusia 2018, un alto dirigente de aquel país propone que las peleas entre ‘hooligans’ «podrían constituir un nuevo tipo de deporte». Y sigue diciendo, «¡nuestro país sería pionero en esta modalidad deportiva!».
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